Los quiero...Mucho.
Bueno bueno, bueno, queria poner eso en la entrada, no se por que, creo que la frase lo dice, no hay que explicar mucho. Estoy contenta che, tengo las entradas de los monos despues de esperar casi tres meses! por fin Livepass se digno a entregarmelas, la puta que los re pario, me hizo sufrir. Pero ya esta, son mias, ya eran mias, pero bueno, ahora las tengo. En fin. Cada vez falta menos y yo cada vez me vuelvo mas impaciente. No tengo mucho que decir, realmente estoy llevando una deprimente vida al pedo, pero bueno no consigo trabajo, y hasta que empiece la facultad no se que hacer. Una mierda, paresco inservible. Chau. NAAAAA como me iba a ir asi? Bueno cuando lea esta entrada dentro de un tiempo me voy a dar verguenza po mis palabras pelotudas, lo se. Les dejo una cancion de regalo, bien linda, si no les gusta no la lean, aunque seguro nadie lee esto, ahi va, ahora si: chau! NO, sabes que? no les voy a dejar una cancion porque eso es re tarado si ya escribir una entrada asi, voy a dejar un pedasito de un capitulo de algun libro, si adivinan que libro es les regalo un chupetin de manzana:
"El capitán Woodward, bajito, rechoncho y de avanzada edad, quemado por cuarenta años de sol tropical
y dotado de los ojos castaños más hermosos que haya visto jamás en el rostro de un hombre, hablaba
cargado de experiencia. La complicada red de cicatrices que adornaba su pelada mollera hablaba de una
intimidad con el negro lograda a base de recibir hachazos, una intimidad que revelaba asimismo el lado
derecho de su cuello, por delante, por detrás, y más exactamente en el lugar por donde había entrado una
flecha que él mismo se había extraído por el lado contrario. En el momento en que aquello sucedió, según
explicaba él mismo, llevaba bastante prisa, y como el dardo le impidiera correr, había decidido no detenerse
a romper la punta, sino sacarlo siguiendo la dirección con que había entrado. Era ahora capitán del Savaü,
un vapor que reclutaba trabajadores en las islas del oeste para llevarlos a las plantaciones alemanas de
Samoa."
y dotado de los ojos castaños más hermosos que haya visto jamás en el rostro de un hombre, hablaba
cargado de experiencia. La complicada red de cicatrices que adornaba su pelada mollera hablaba de una
intimidad con el negro lograda a base de recibir hachazos, una intimidad que revelaba asimismo el lado
derecho de su cuello, por delante, por detrás, y más exactamente en el lugar por donde había entrado una
flecha que él mismo se había extraído por el lado contrario. En el momento en que aquello sucedió, según
explicaba él mismo, llevaba bastante prisa, y como el dardo le impidiera correr, había decidido no detenerse
a romper la punta, sino sacarlo siguiendo la dirección con que había entrado. Era ahora capitán del Savaü,
un vapor que reclutaba trabajadores en las islas del oeste para llevarlos a las plantaciones alemanas de
Samoa."
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